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Mi nombre es Carlos Redondo Redondo, tengo 22 años, pertenezco a la Tercera Comunidad de la Parroquia de la Sagrada Familia de Torrent (Valencia), y hace cuatro años fui al Seminario Redemptoris Mater de Medellín (Colombia).

Este Seminario se inició en 1990, a petición del Cardenal Alfonso López Truijllo (arzobispo de Medellín), con 72 seminaristas de diferentes nacionalidades. En un principio, al no haber un edificio donde vivir, los seminaristas fueron hospedados en casa de familias. La situación en Medellín en aquella época era bastante difícil: el narcotráfico, la violencia, las bandas, las bombas... Una noche, a la salida de una celebración con la comunidad, dos seminaristas fueron heridos de bala; este hecho hizo más urgente todavía le necesidad de construir un edificio para el Seminario lo más pronto posible.

A partir de aquí empieza el Señor a manifestarse providente, desde la elección del terreno, la venta del mismo, la firma del contrato con la empresa constructora, el mantenimiento de los seminaristas... El Señor nunca ha dejado de sorprendernos.

Pero donde se ha manifestado potente el Señor no ha sido solamente en la construcción del Seminario y en la comunión que nos ha regalado, haciendo posible que chicos de tantas naciones y edades diferentes podamos vivir con un mismo espíritu. Personalmente una de las cosas que me ha ayudado más en el Seminario ha sido la evangelización. Los seminaristas hemos ido por las casas por casi todo Medellín, en las parroquias donde se iniciaban las Catequesis los seminaristas nos enviaban a recorrer los barrio dando nuestra experiencia de cómo el Señor ha rescatado nuestras vidas e invitando a la gente a que acudan a las catequesis. Siempre me ha impresionado la actitud de la gente, tanto los ricos como los pobres (porque esta misión se ha hecho en barrios de todo tipo), la verdadera necesidad de la gente no es tanto el aspecto económico o cultural, sino que necesitan conocer el amor de Dios a sus vidas, que existe la Vida Eterna, que Jesucristo ha vencido la muerte, ha resucitado.

Los frutos de la evangelización no se han hecho esperar, son muchos los matrimonios que se han reconstruido, que se han abierto a la vida y hoy tienen 5 o 6 hijos, jóvenes que han salido de la drogadicción, de la fornicación, de la violencia... Hoy estoy más convencido de que Jesucristo tiene poder de cambiar la vida de las personas a través de la "necedad" de la predicación, y «hay de mí si no anuncio el evangelio».

A petición del capellán de la cárcel de Bellavista de Medellín, los Seminaristas iniciamos la Evangelización también en la cárcel. Ha sido una misión difícil, pero el Señor nos ha precedido. Los presos, que lo único que han experimentado en sus vidas ha sido la violencia y el rencor, se sorprenden de ver a unos seminaristas de negro, con un crucifijo y una campana gritando por el patio: Dios te ama... ánimo, Jesucristo quiere encontrarse contigo... no tengáis miedo... Así se empezaron las catequesis y después han nacido varias comunidades (unas en cada patio), se les enseña a preparar, los acompañamos en las celebraciones... Es increíble oírles los ecos, son personas que no tienen que esconder nada, se ven con sus pecados en las manos, pero también ven el amor de Dios a sus vidas, que les está haciendo vivir felices en medio del infierno.

He visto que se cumple la palabra del Evangelio «id y anunciad a mis hermanos que vayan a Galilea, que allí me verán», que en la evangelización se ve a Jesucristo, que escoge lo necio del mundo, lo que no es, para que sea. Ciertamente, vivir en el Seminario, es, como nos lo decía Kiko, vivir en el Desierto donde el Señor me hace ver lo que hay en mi corazón, como al pueblo de Israel. Yo, en estos cuatro años que llevo en Medellín, he visto el amor de Dios a mi vida, pecador, he comprendido que todos los sufrimientos, las crisis tienen un sentido cara a la misión, me ha hecho ver quién soy yo (no el santo que me creía ser) y que me quiere a pesar de mis debilidades, de mis pecados...esta es la "materia prima" porque «en la debilidad se muestra potente mi fuerza».

Bueno, nada más, solamente pediros que recéis por todos nosotros, para que el Señor nos conceda ser fieles y poder morir a nosotros mismos y entrar en su voluntad todos los días.

Cordialmente en el Señor:

Carlos Redondo

¡La Paz!

 

Información Bienhechores:

Para ayudas desde el exterior:

Chase Manhattan Bank N.Y. USA. C/C. 001-1-178761

Cod. ABA 021000021 Banco Santander Panamá depósito a C/A. 103202573

a nombre de: Seminario Redemptoris Mater Medellín

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