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Planifica o haber elegido susto

En general todos, pero en particular los empresarios, y más necesario cuando ejercéis vuestra actividad como autónomos personas físicas, o empresas muy personalistas, tenéis deberes que hacer, y cuanto antes, mejor.

Un día y puede que, sin previo aviso, te mueres, o “simplemente”, te quedas tonto, inútil, incapacitado. Anticípate, intenta describir el futuro inmediato frente a la “patata caliente” que puede ser tu empresa o negocio en ese momento, que diariamente requiere de una cantidad importante de toma de decisiones, de herramientas, información, etc, que sólo conoces tu. Piensa en la reacción de tus familiares, sobre todo los ajenos a ella, tus empleados, clientes, acreedores, ….

¿Planificamos? Además de dejar un protocolo de actuación, con instrucciones, recomendaciones, personas de contacto, etc, para facilitar una posible sucesión o al menos una liquidación controlada, conviene, si te parece, pensar en tus herederos, también con un testamento actualizado, ajustado a tus últimas voluntades pensando en el bien común de quien se queda, facilitándoles los trámites burocráticos, evitándoles la toma de decisiones conflictivas, buscando la mejor tributación llegado el momento, favoreciendo más a quién lo consideres, incluso, cuando hay menores, facilitando su tutela. ¿Qué tal dejar algún seguro de vida que les cubra el lucro cesante tras tu ausencia y poder cumplir posibles compromisos?, pero cuidado, elige bien al beneficiario, la tributación es para quien recibe y cambia en función del parentesco. ¿Qué tal si evitamos riesgos mediante la disolución del régimen de gananciales con asignaciones meditadas y posterior implementación del régimen económico de separación de bienes?

Pero ¿y si te quedas tonto, incapacitado? ¿Quién firma al día siguiente la venta del apartamento que ya no utilizaréis y cuyo valor en euros os ayudaría a sobrevivir? ¿Quizá un poder general y mancomunado ya?

Quien nada tiene y además ocupa un puesto fácilmente sustituible, poco debe preocuparse en estos sentidos. Los demás, vivamos al día y dejemos el futuro a la providencia, pero quizá sea conveniente dejar asegurado lo que deseas que se haga contigo ante un deterioro irreversible de tu salud, o con tu cuerpo tras el fallecimiento, o, que es de lo que quería hablar hoy, quizá no sea pecado planificar jurídica y fiscalmente, pensando en el bien de los demás, o mejor, en no dañarles.

Lets GO!!

Gabi Martínez
Economista

Martínez Abad Consultores

Miembro de Grupo ACE
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